martes, 22 de diciembre de 2009

La muerte más idiota ever

Esquilo era un dramaturgo griego nacido en Eleusis, cerca de Atenas. Fue el primero de los grandes trágicos de esta ciudad. Predecesor de Sófocles y de Eurípides, es el fundador de la tragedia griega. Combatió contra los persas en Maratón, el 490 aC, en Salamina, el 480 aC, y posiblemente, en Platea, el año siguiente.


Para que luego digan que los tratamientos Svenson son caros.

El bueno de Esquilo se le ocurrió acudir al Oráculo de Delfos (lugar sagrado donde los griegos preguntaban a los Dioses sobre su futuro) para conocer su futuro y más en concreto sobre su muerte. La revelación del Rappel de turno fue categórica:


Morirás aplastado por una casa.

(....como si la hipoteca no aplastara lo suyo)


Intentando eludir su destino se trasladó a vivir fuera de la ciudad. Allí vivía feliz, cual perdiz en primavera, cuando ocurrió algo imprevisto. Un quebrantahuesos planeaba con una tortuga entre sus garras, buscando una roca contra la que soltar la tortuga y poder darse un festín al romper el caparazón. Este quebrantahuesos no debía ser un lince, visualmente hablando, y confundió la cabeza de Esquilo con una roca. Así que soltó la tortuga contra la cabeza y el resultado… No hace falta decir como quedó el bueno de Esquilo.


Nunca me he fiado de ellas, palabra.


Y éste fue el trágico (más que su propia obra, oiga) final del ganador a perpetuidad del Premio Darwin honorífico.

(gracias a historiasdelahistoria.com por la ídem)